“La práctica educativa y didáctica debe tender al ideal de despertar en el niño la sensación de que él aprende con la misma seriedad con la cual juega mientras el juego es el único contenido anímico de la vida. Una práctica educativa y didáctica que tiene conciencia de esto le otorgará el lugar adecuado al arte y le brindará el espacio necesario a la dedicación al mismo.”
(Rudolf Steiner, “Pädagogik und Kunst”, “Pedagogía y arte”, en Der Goetheanumgedanke, La idea del Goetheanum, GA 36, p. 290).
Así como de la vivencia en imágenes surge la comprensión en conceptos, también la actividad artística puede favorecer la inteligencia: “Si se toma conciencia de la medida en que se puede desarrollar lo intelectual a partir de la educación artística en
la niñez, entonces se estará dispuesto a darle al arte el lugar que se merece en la escuela primaria.”
(“Pädagogische Grundlagen und Zielsetzungen der Waldorfschule”, “Fundamentos pedagógicos y metas de la escuela Waldorf”, p. 21).
Al respecto Friedrich Schiller se expresa en términos radicales en sus Cartas acerca de la educación estética del ser humano: “No existe otro camino para desarrollar la racionalidad del ser humano sensitivo, que desarrollar primero su sentido estético.”
Cuidaré mi alma
Que es vasija santa
Para que se llene
De lo que dé calma.
Lo que sea escabroso,
Lo que de temor,
Si no halla cabida
Afuera quedó…
Cuidaré mi alma
Que es vasija santa
Para que se llene
De lo que dé calma.